domingo, 6 de abril de 2008

חסידות











































Segundo día en Amberes...y al salir a la calle seguimos rodeados de judíos. Nos hemos enterado que aquí está una de las comunidades judías ortodoxas más importantes de Europa, pertenecientes a la vertiente jasídica, todos los hombres llevan barba larga y los típicos tirabuzones colgando al lado de las orejas, van vestidos con trajes y abrigos oscuros, la kippá en la coronilla y sombreros de fieltro negro, salvo en el sabbath que lo cambian por uno de piel. Las mujeres van completamente de negro, con faldas bajo la rodilla y la cabeza cubierta con un pañuelo. La mayor parte de ellos se dedican al negocio de las joyas, fundamentalmente de diamantes, ya que este es el centro del comercio mundial de diamantes, por aquí pasa el 85% de todos los que se compran y venden en todo el mundo.
De otra cosa que nos hemos enterado estos días es de la leyenda de la fundación de la ciudad. Antiguamente habitaba por aquí el gigante Antigoon que cobraba un peaje a todo el que quisiera cruzar el rio Scheldt, en caso de no pagar les cortaba la mano y la lanzaba al rio. Hasta que un día Brabo, un soldado romano, se enfrentó al gigante cortándole la mano y tirándola al rio. El nombre en flamenco de la ciudad, Antwerpen, significa mano lanzada, os dejo una foto del bravo Brabo.
Tras perseguir judíos en busca de una foto que colgar en el blog hemos dedicado la mañana a recorrer mercados y a tomar una cervecita en las terrazas, el tiempo nos ha dado algo de tregua. Luego paseo por Kloosterstraat, calle llena de anticuarios y tiendas de muebles de diseño de los años 50 y 60, Eames, Mies Van der Rohe, Vitra, Le Corbusier...a precios completamente estratosféricos y visita al museo de arte contemporáneo, MuHKA, seguida de la discusión habitual con Bea ¿cuales son los límites del arte?, ¿donde termina el arte y donde todo es burla?...como siempre no ha habido conclusión, os dejo testimonio gráfico de una de las obras expuestas y el enlace a la web del museo...para que encontreís la respuesta. Antes de coger el tren de vuelta un paseito por el barrio de Zurenborg, repleto de casas de finales del XIX de estilo Art-Noveau y una comida en un sushi bar...no todo iban a ser gofres y patatas fritas.
Mañana vuelta a la rutina, a ver que se cuenta el Dr. Fockens de su aventura pamplonica, que el lunes se nos haga llevadero a todos. Os dejo música, como siempre.

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